Capítulo 2
Imágenes Fernando Molina
ESTAR CONECTADOS
Sistemas y subsistemas
Recuerdo la experiencia de tocar una guitarra Ovation que pertenecía a mi tío Adrián, a quien debo en gran parte mi fascinación por la música variada en estilos, por el rock argentino e internacional y la música que marcó los años 60 a 90. La casa de mis tíos estaba en el barrio de Villa del Parque, y entre muchas piezas tenía una muy especial, la pieza donde aprendí que es la escucha.
No era un lugar muy complejo, había poco. Pocos objetos. Pocos muebles. Poca decoración. Una ventana, si mal no recuerdo alfombra algo azulada clara, y durante un buen tiempo, cuando esperábamos el nacimiento de mi primo Nicolás, una cuna o algo así, sobre la que nos recostábamos para escuchar discos de vinilo. Ese era el fin del espacio inmaculado recortado en mi memoria, que debo admitir flaquea bastante.
Mi tío cada tanto se levantaba, corría la púa con un gesto dulce, guardaba el vinilo en el celofán y luego en el sobre, elegía otro disco y volvía la rueda, después de un tiempo mi hermano Sebastián y yo caíamos dormidísimos, derrotados por esa sensación de la música inundándonos.
Al lado de esa pieza, había una muy pequeña, no había casi lugar para entrar, por un lado un mueble antiguo de alguna tía de la familia y por el otro un tablero de dibujo técnico, entre las dos cosas quedaba un pasillo del ancho de una silla, ni más ni menos, lo necesario. El mueble era otro cofre, dentro guardaba su amplificador japonés Teiko, una pedalera multiefectos, y la Ovation que para la época era como tener la nave en la que viaja Luke Skywalker cuando va en busca de Obi-Wan Kenobi. Era un mundo fascinante para un pibe de 9 años. Una guitarra con un cable que conectaba a la pedalera de efectos, desde ahí otro cable conectaba al amplificador, que tomaba la energía de los 220 wats del tomacorriente. Jugando horas, pisando pedales y girando perillas, sin saberlo hacía mis primeras conexiones de audio y mucho barullo[1].
[1] Ruido, desorden. Del lunfardo, jerga linguística de la zona orillera de la Ciudad de Buenos Aires y algunas otras como Rosario y Montevideo (Uruguay).
Conexiones 1×1. Un esquema básico
Centrándonos en el audio, esa maravilla que llega a nuestros sentidos viajando por circuitos y cables, un sistema de audio. Otro día nos detendremos en esto, pero por ahora citemos al neurocientífico Diego Golombeck que lo resume así:
“Una definición funcional de sistema sería la de un conjunto formado por dos subconjuntos: uno de partes y uno de relaciones”.
Diego Golombeck
Pensemos un sistema simple, lineal en principio, con sus partes y sus relaciones en una única dirección, o sea en serie. Se me vienen a la cabeza varios:
- guitarra eléctrica – cable – amplificador[2]
- celular – cable – auricular
- consola – cable – parlante
[2] Un amplificador es receptor de señal y luego emisor del procesamiento de dinámica de esa señal, toma una señal de audio y la hace más grande. para devolverla a través algunos claves a un parlante que emitirá la nueva señal acústica final.
Que podríamos leer como:
- emisor – medio – receptor
En todos estos ejemplos el medio es quien relaciona las partes, quien las conecta, en que dirección y de que forma lo hace. En audio analógico esas conexiones, salvo los circuitos internos y otras excepciones, se llaman “cables”, y en audio digital “ruteos” o “encadenamientos”.
A su vez como pasa con la vida y sus universos, todo sistema puede contener sistemas dentro de sí. Por ejemplo, el emisor “guitarra eléctrica” es en un sistema sumamente complejo, un subsistema en si mismo formado por: cuerdas, micrófonos, maderas, electrónica, y el músico que lo ejecuta (con toda su complejidad personal encima), un subsistema formado por un factor humano (músico/a/e) , una señal acústica (cuerda vibrando) y una señal de audio (desde la captación electromagnética del micrófono a la salida del circuito, el jack de conexión donde enchufamos el cable). Incluso el cable que usamos para conectar, algo tan simple como eso, es un pequeño sistema lineal de: entrada (ficha de entrada) + medio (cable) + salida (ficha de salida), y ni hablar del “amplificador”, el gran mesías del audio! Que seríamos los músicos amplificados sin amplificadores? Solo quedaríamos resumidos al silencio, a una vida sin rock!
Si pensamos en audio digital (DAW por Digital Audio Workstation). Esos programas que utilizamos para hacer la música en la era digital y nos permiten grabar, procesar, editar y reproducir como si fuera algo similar a una mesa de grabación o parte de ella), algunas de las conexiones más simples son:
- entrada – ruteo – salida
- canal – proceso en serie – master
- señal de audio – dispositivo de ecualización – señal de audio procesada
Ahora volvamos al mundo analógico. Una vez comprendida la conexión básica y solo con esos tres elementos podemos complejizar el sistema de innumerables formas. El primero que se me ocurre seria un encadenamiento:
- emisor – medio – receptor/emisor – medio – receptor
- guitarra – cable – pedal de FX – cable – amplificador
En este caso nos damos cuenta que aparece un nuevo tipo de dispositivo el receptor/emisor, aquel dispositivo que por lo general realiza algún tipo de proceso pero que tiene tanto la propiedad de recibir como de dar señal, siempre dependiendo de cual sea la complejidad del sistema y la cantidad de conexiones, un dispositivo puede cumplir alguna de las tres funciones: emisor, receptor o receptor/emisor.
Cuando empezamos a correr los límites para los que fueron pensado los dispositivos, como por ejemplo subir el volumen de un amplificador al mango[3], podemos encontrar como una señal de salida nunca es igual a la señal de entrada, siempre por más ínfima que sea existirá una modificación, incluso muchos dispositivos como el amplificador si se los esfuerza aún sin estar recibiendo una señal de audio en su entrada, tendrá una señal de salida, que de alguna manera puede convertirse en un emisor, una fuente sonora, un instrumento musical o al menos el componente inicial de una hermosa textura sonora[4]; ruido originado por al tipo de conexiones internas y componentes, y por estar conectado a un campo eléctrico gracias al cable de la fuente, el que enchufamos al tomacorriente de la pared.
[3] A tope, máximo.
[4] El ruido de los dispositivos, principalmente en el mundo analógico y en el digital basado en este tipo de procesos, la parte que los fabricantes no esperan que el músico escuche, esa especie de suciedad de fondo de radio antigua o tv desintonizada, ese ruido es algo de lo que trato de disfrutar siempre que puedo, algo de eso me trae calma a niveles de volume no tan extremos.
Una cadena de conexión puede ser realmente extensa y compleja. Veámoslo en algo bastante cotidiano: un músico tocando en una sala de concierto con amplificación. Lo haremos en una forma lineal del proceso, en “serie”, uno detrás del otro, primero viendo el sistema integral básico y luego uno que contenga detalles de cada subsistema:
Circunstancia del fenómeno sonoro: guitarrista eléctrico en un concierto en un bar
Sistema simple:
- guitarrista – guitarra – cable – pedal de FX – cable – cabezal de amplificador – parlante – aire – público
Sistema complejo:
- cerebro – manos – cuerdas – micrófonos – volumen del micrófono – salida del circuito de guitarra – cable – entrada al pedal de FX – tipo y nivel del procesamiento – salida del circuito – cable – ganancia o entrada al circuito amplificador – sección de ecualización – volumen o salida del circuito – cable interno – entrada de señal de audio del parlante – bobina del parlante y campo magnético – bocina o cono – aire – reflexiones primeras – otras reflexiones de la sala – público
Los sistemas y sus subsistemas, este fascinante fractal de universos y munditos, me llevan a pensar la maravilla de los ecosistemas que perpetúan su existencia gracias a ser un organismo integral. A pensar en quedarnos tranquilos y lo bueno q es no estar tan solos, necesitar del otro sujeto/objeto, el deber relacionarnos consciente o inconscientemente. De tener la necesidad del otro como proceso constructivo de la propia identidad. Nos somos en función del contexto, del entorno que rodea nuestro hacer. Si somos sonido, somos a su vez el espacio que lo abraza y contiene, el aire que bate con sus moléculas meneándose a hurtadillas de la mirada, generando presiones que harán crepitar las hojas, o temblar un edificio.
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